Thursday, July 19, 2018

Canciones para 'El Striptease'




¡VIVA EL STRIPTEASE!
Descubrimientos deliciosos para el disfrute de los dos. Ojo a esto que me he encontrado (y seguiré buscando) -porque qué horror- si uno se abandona a la merced de internet, se encuentra cosas que no son dignas de un buen 'collar de perlas'. (El orden es arbitrario. Y no. No las he probado todas)


Cream

'...Cream
Get on top
Cream
You will cop...'





I feel you

'You take me there
You take me where
The kingdom comes
You take me to
And lead me through Babylon...'




Love is strong
'... Your love is strong and you're so sweet
You make me hard, you make me weak...'




 

Bad Things
 '... don't know who you think you are
But before the night is through
I wanna do bad things with you...'



A girl like you 
You've made me acknowledge the devil in me
I hope to God I'm talkin' metaphorically
Hope that I'm talkin' allegorically
Know that I'm talkin' about the way I feel




Bad to the bone (yummy)


Bad to the bone
Bad to the bone
B-B-B-B-Bad to the bone
B-B-B-B-Bad
B-B-B-B-Bad
Bad to the bone







Tuesday, May 29, 2018

Lluvia


Él es placer. Y en el placer me pierdo, él me lo recuerda cada vez que lo siento cerca, que lo escucho, cuando lo acaricio, cuando me visita  con sus palabras y cuando me lame con sus ojos. No sé si una vez más, esté caminando por una senda prohibida para mí porque pensé que irme al extremo en donde el cuerpo sufre y le gusta, ya no era algo que sintiera que estuviera más en mí, de pronto porque me daba miedo de mí o de él llegar a lastimarnos con rabia. Pero con él, recorrer todo el placer, como es el placer con él, me encanta.

Él, ahora, también sabe lo extremadamente complaciente que soy con mi cuerpo y le pido que me encienda hasta la insensatez, de alguna manera porque percibo que él accede a mis peticiones mientras explora este descubrimiento que soy yo  y estoy segura que ésta será una vía que lo lleve a conocer sus propios extremos, y ya ha empezado a ponerse sus topes.

He visto que tengo esa capacidad de llevar a las personas al límite y a los chicos, mientras están en mí, empujarlos a lugares que jamás habían transitado. Y, cuando tengo un compañero que juega a lo mismo que yo bajo la dulzura, la dicha, y el amor, no reconozco más, qué rostro tiene el descontrol.

El otro día estábamos  'jugando seriamente' en la cama, y él que me incita al trance y rápidamente a encerrarme vencida en el disfrute de su cuerpo con el mío, me dio una bofetada. Yo a él, el día anterior, ya le había hecho lo mismo y otras cosas que duelen. Sin embargo segundos después de pegarme en la cara, y aún enredados y sin parar, me mira con extrema dulzura y me dice, no quiero volver a pegarte nunca más.

Le sonrío.

Es de noche. Llueve incesantemente, tomamos ron, nos besamos y le muestro unas medias para usar con liguero que había comprado esa tarde, me las pongo, voy a la habitación y vuelvo con un trajecito de encaje, me pide que me acerque, que me ponga de espaldas y me amarra las manos con una cinta de satín rojo.

Nada se rompe, nada duele, nada se rasga.








Tuesday, April 24, 2018

Ruleta Rusa



A quien yo llamo ''árabe" le gusta morderme y dejarme marcas, dice, que son un mensaje directo para él, quien parece creer, que ya soy suya.

He tenido suerte, no solo por haber conocido al árabe, que se ha colado fuerte y profundo en mi vida, si no porque no he tenido que mentir para evitarlo a él, mientras mis heridas sanan.

Él, sencillamente ha estado ausente.

Confieso  que esta vez -otra vez (yay)- no fui yo la agresora. Cierto es que no tenía ningún interés en nadie más que no fuera él, ni tan siquiera intenciones, pero es que a mí, sí que la falta de atención, de caricias y de amor, me llevan hasta dónde ellos estén.

Esa noche, una de mis amigas estaba sentada junto al árabe, y casi paso de largo, de no ser porque ella me detuvo y me lo presentó. No pensé nada, ni lo ví. A pesar de que hablamos los tres, permanecí ciega. El árabe no tenía nombre, ni cara, ni cuerpo. No existía.

Justo a ella, le hablé de aquél otro y celebró conmigo ése encuentro certero, dulce.
Yo ya no suelo hablar mucho de mis conquistas breves y fútiles, que son todas. Ya me aburrí de escucharme.

Corrieron las horas y el whisky y mientras me escurría entre desconocidos, y empezaba a bailar con unas jovencitas maravillosas, su mano apareció, tomó la mía y me sacó del corrillo de muchachitas.

Con asombrosa habilidad rodeó mi cintura, me puso contra la pared, pronunció algunas palabras que en mi estado de avanzado alicoramiento desde luego no entendí, pero sí le dije:

'Si te acercas más, te doy un puño.'
'O te muerdo.'

No me interesaba que un toqueteo atrevido y ebrio fuera a parar a los oídos de él, que entre otras, tenía muchas maneras de saberlo gracias al parche putamente endogámico que es Bogotá. Sin embargo el árabe solo me miraba la boca, me seguía hablando con sus ojos pegados a los míos, e interpretó mi sentencia, como una oportunidad de ponerme las manos encima.

Valiente.

Me dejé llevar a su cama. Ya dije de otra forma,  que la falta del otro cuerpo me ponía inquieta, y debo agregar, que no pretendía reemplazarlo, es que nunca sé que hacer con toda esta tromba de palabras y sentimientos que soy, cuando me ven y me quieren así, niña y bestia; o sea, cuando me ven a mí.

3 noches pasamos juntos. Y en una mañana mientras besaba mi espalda, me dijo 'Un día me gustaría llamarte 'amor'. '

Acá te digo, que yo también quisiera.













Monday, April 16, 2018

Apostar


Mi dolor más grande como mujer, es sentirme rechazada en el sexo. Y sé muy bien por qué me pasa. Inmediatamente me remite a los últimos días de la relación con mi ex-esposo y a la causa principal por la que se fue todo a la mierda.

Hay otra cosa, también me imagino los NO, porque estoy tan jodida con esa asociación, que les permito que entren cuando ni se asoman y que me destrocen por noches enteras. Entonces, como esa jugadora que soy, vuelvo a decidir apostar y una vez más estirar mi suerte a ver si ese alguien con el que esté, se aguanta que esta niñita meta en su cama a otros tipos, como excusa para sentir que casi cualquier otro imbécil me encuentra irresistible, que su incapacidad de comprenderme como ese animal sexual que soy, es lo que le impide estar conmigo y que desde luego, el problema, es él: por miedoso, por inmaduro, por idiota y por eso, no puede estar con una mujer como yo.

Sin duda, no soy tan mujer como yo pensaba.

Estando con alguien, he viajado a ver a mis amantes y desde luego, he mentido. La última vez fuí tan cruel que pienso que por fin algo en mí ha cambiado, y que estoy en el camino a la recuperación de este desahucio sentimental al que me he sometido. En los amores, el tiempo racional para mí no existe, no entiendo de años, entiendo de semanas que son eternidades y de noches-días. De manera que yo qué diablos me iba a imaginar que al amante maravilloso con el que fantaseo seguido y hace años, me iba a parecer un desabrido frente al modesto, tímido y otro moribundo del amor, que recién había conocido y que además, me hacía hablar de mis sentimientos hacia él, con tal serenidad y deliciosamente desprevenida, que hasta mi tono de voz, llegó a sorprenderme. Sin embargo, ese arraigado espíritu de arrogancia e inseguridad, me hizo apostar y aposté todo, otra vez.

Durante el viaje, el pobre amante estaba irremediablemente disminuido cuando le confesé, que de pronto, nuestros días juntos iban a ser muy diferentes y que durante las llamadas telefónicas, debía permanecer como una puta tumba. Su seguridad, su actitud de puedo con todo y a tí te agarro como quiera, donde quiera, se evaporó. Ya no sabía de qué hablarme, ni cómo tratarme, ni como dormir conmigo, ni cómo hacerme el amor, ni cómo nada, de todo tenía miedo. Recuerdo mirarlo y decirle: 'hermanito, te voy a acorralar sin piedad hasta que vuelvas a ser ese man, con el que teníamos un trato. Un trato de un fin de semana, de cuatro días, a miles de kilómetros de distancia.'

Sus ojos azulísimos, su cara preciosa, me desesperaba, me molestaban sus besos, sus caricias, que me preguntara cualquier cosa... y el sexo, desde luego ni borracha pude hacer nada.

Eso sí, fiel a la militancia sexual, traté. Fue trágico.

Fuí, volví y me dí cuenta que ahora no, el sexo así,  ese que me desprotege, que me vuelve una aplanadora.

Pero un no se asomó, un no que me imaginé y sigo tentada a apostar porque obviamente me sigue pesando la vida en el cuerpo.